La Prensa
Por: Daniel R Pichel - Septiembre 3, 2023
Hace dos semanas, la selección española femenina ganó el Mundial de Fútbol en Australia y Nueva Zelanda. Con esa victoria, las españolas son en este momento campeonas sub-17, sub-20 y de la Selección absoluta. Un logro producto de un proyecto muy bien estructurado de preparación y esfuerzo en un deporte que por muchos años fue potestad exclusiva de los hombres, y que poco a poco se ha ido ampliando a equipos y torneos femeninos. Además, si le sumamos que el F.C.Barcelona ganó este año la Champions femenina, y Alexia Putellas ha ganado dos años seguidos el balón de oro, el dominio de las españolas no es solo a nivel de selecciones, sino también a nivel de clubes.
Pero semejante logro a nivel deportivo, se vio empañado por la deplorable conducta del presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, quien no se limitó solamente a agarrarse la entrepierna al final del partido para demostrar lo que él considera que le sobra al equipo (a pesar de ser femenino), sino que encima, a la hora de la premiación, decidió darle un beso en la boca a la jugadora Jenni Hermoso, una de las estrellas de la selección española. En el momento, todo pareció parte del entusiasmo por la victoria, pero para muchos de los que lo vieron en la televisión, no pasó desapercibido. Inmediatamente, los medios españoles comenzaron a comentar el hecho, haciendo énfasis en que a todas luces aquella supuesta manifestación de entusiasmo por parte de Rubiales, representaba un abuso, tomando en cuenta que, como presidente de la Federación, tiene una posición de jerarquía y poder sobre las jugadoras.
Tan solo minutos después, cuando los periodistas deportivos españoles le comentan a Rubiales que se cuestionaba su conducta, en su mejor estilo sietemachos dijo que eso era de “tontos del culo” y que no eran más que “gilipolleces”. Obviamente, este señor no consideraba que había hecho nada malo y que se exageraba todo lo relacionado con el dichoso “piquito” que le dio a Jenni Hermoso.
En las horas siguientes, ante las críticas, en una escala en Qatar, Rubiales graba una supuesta disculpa porque “aparentemente hice algo malo”, evidenciando su desprecio hacia los cuestionamientos. Mientras, Jenni Hermoso se negó a participar en el video.
Pero ¿quien es Luis Rubiales?. Nació en Canarias pero su familia se trasladó a Granada, donde creció, adoptó su acento andaluz y comenzó a jugar fútbol. Tuvo una carrera corta y no muy relevante, aunque por su compromiso con el equipo le llamaban “Pundonor Rubiales”. Se destacó como líder gremial de jugadores, dirigiendo una huelga contra la directiva porque no pagaban los salarios. Logró el pago, lo que le valió convertirse en presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles, dirigiendo protestas por reivindicaciones salariales.
De allí, cuando en 2018 se destituyó a su protector, Angel María Villar, fue electo presidente de la Real Federación Española de Fútbol. Desde su llegada, se caracterizó por generar conflictos, siempre haciendo alarde de arrogancia y malas maneras que “rayan en la chulería”. Sus subalternas lo han denunciado por tratarlas con grosería y hacer insinuaciones y comentarios fuera de lugar. Una de ellas, lo denunció porque le preguntaba frecuentemente el color de su ropa interior y la agredía verbalmente tanto en público como en privado. Su dicho siempre fue “prefiero que me tengan miedo a que me tengan asco”.
En lo deportivo, Rubiales también tiene su historia. En Rusia, destituyó al entrenador de la selección dos días antes de comenzar el Mundial, porque había firmado con el Real Madrid para la temporada siguiente. Aquello, dejó al equipo sin director y se piensa que tuvo que ver con el mal rendimiento en el campeonato.
Más recientemente, fue acusado de nepotismo y se cuestionó el uso de fondos de la Federación para pagar viajes y fiestas privadas (calificadas como bacanales). Como siempre, respondió con la misma arrogancia que ha seguido mostrando después del beso a Jenni Hermoso.
La respuesta fue, como era de esperarse, dar un paso adelante. En una impresentable comparecencia pública, el susodicho personaje le echó la culpa al feminismo, y retó a todo el mundo dejando claro que no está dispuesto a renunciar y que se defenderá hasta los tribunales contra quien sea. Su desprecio por las mujeres es tal, que llevó a sus propias hijas menores de edad para usarlas como “escudo” en esa deprimente intervención.
Pero a pesar de las actitudes de Rubiales, las jugadoras de la selección y buena parte de la población española, ha hecho un frente común contra lo que consideran una agresión sexual donde no medió el consentimiento por parte de la afectada. Jenni Hermoso y sus compañeras, han dejado claro que el beso (o piquito como le llama Rubiales) no fue consentido.
El caso es que Rubiales ha sido suspendido por la FIFA. La Federación española lo separó del cargo por el momento, mientras los tribunales de derecho deportivo toman la decisión de sancionarlo. Pero, como la corrupción en el fútbol no es algo nuevo, seguramente no será fácil destituirlo, porque jugará con todos los subterfugios posibles para permanecer pegado el cargo, aunque las jugadoras de la selección ya amenazaran con no volver a jugar si él sigue al frente de la Federación.
A todo esto, se suma el hecho de que en España hay una inestable situación política con una posible repetición electoral antes de fin de año. Ante ese panorama, los políticos también están tratando de sacarle provecho al machismo de Rubiales contra las campeonas del Mundo.
Lo peor de todo, es que hay quienes consideran que se ha exagerado “el piquito que Rubiales le dio a Jenni”. Actitud muy común en las sociedades latinas, donde el machismo está muy normalizado. Si a alguien le parece exagerado, piensen que la que recibiera el beso fuera su hija o su esposa. Seguro cambia la percepción…
Cardiólogo Clínico y Ecardiografista en Cardiólogos Asociados de Panamá y Hospital Paitilla. Profesor de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Director Fundador del Museo de la Libertad y los Derechos Humanos de Panamá. Es miembro del Movimiento Ciencia en Panamá y del Club Rotario Pacífico. Panelista invitado en programas de opinión de radio y televisión. Desde 1997 es columnista regular de la sección de Opinión del Diario La Prensa.
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