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Dr. Daniel R. Pichel P. - Artículos de Prensa - "Los odios de junio"

ARTÍCULOS DE PRENSA

"Los odios de junio"

La Prensa

Por: Daniel R. Pichel - Junio 11, 2023

“Los idus de Marzo” es un concepto que se usa en muchas circunstancias.  En la antigüedad, los días 15 se consideraba de buenos augurios en marzo, mayo, julio y octubre.  El resto de los meses era el 13 "el día de las cosas buenas”.  Esto cambió en el año 44 a.c., cuando Julio Cesar fue asesinado en el senado romano un 15 de marzo.  A partir de entonces, esa fecha se ha convertido en un día de infamia, en el que ocurren hechos que producen cambios abruptos en la sociedad.  Pero hoy no vamos a tocar la muerte de Julio Cesar, ni los hechos del Senado romano, aunque sí nos enfocaremos en días de infamia.  

 

Cada año, en junio se celebra el mes del orgullo LGTBI.  Una celebración que surge desde 1970, después de los hechos de Stonewall.  Durante el "mes del pride", se llevan a cabo desfiles, presentaciones, fiestas y festivales, para celebrar la diversidad humana, representada por la comunidad LGTBI que busca lograr exposición como un grupo minoritario, que quiere los mismos derechos que los demás, tal cual indica la Declaración Universal de los Derechos Humanos.  Una lucha similar a la que a principios de la década de 1960, verificaran los grupos afrodescendientes en su movimiento por los derechos civiles que, después de muchos esfuerzos, revueltas y batallas legales, lograron equiparar los derechos de todos los ciudadanos, al margen del color de su piel o la textura de su cabellera.  Ya años antes, las mujeres (sin ser minoría), lucharon para equiparar derechos con sus contrapartes masculinos para ocupar cargos públicos, votar en las elecciones y aspirar a igualdad de oportunidades laborales.  A pesar de todas esas luchas, casi cien años después, sigue habiendo diferencia en las oportunidades de la mujeres, y la población afrodescendiente sigue siendo víctima de discriminación, aunque menos abierta que en la época de Martin Luther King y Malcoln X.

 

Pero en junio, al visibilizar a las personas LGTBI, se abre la oportunidad para que en sociedades tan medievales como Panamá, una banda de bucéfalos pueda aprovechar la visibilización de personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales, para refocilarse agrediendo descaradamente a estas mismas personas.

 

Tan solo esta semana, los mensajes en redes que resaltan la lucha por los derechos de las personas LGTBI, dan origen a todo tipo de respuestas llenas de burlas e insultos que solo demuestran el poco respeto que tienen algunos por otros miembros de la sociedad.

 

Entre los argumentos, hay verdaderas joyas de la más despreciable dialéctica, matizadas por un preocupante nivel de ignorancia y egoísmo.  Una idea bastante repetitiva es que no hay problema con que hagan su desfile, pero sin exagerar.  Si nos basamos en este argumento de celebraciones exageradas, tendríamos que exigir la suspensión de los carnavales, donde se ven todo tipo de actitudes degradantes.  Borrachos arrastrándose por la calle, actos sin ningún tipo de pudor en plena vía pública y actitudes exhibicionistas, son comunes en culecos y desfiles de carnaval, sin que generen tanto revuelo en los medios y las redes.  Porque, si una mujer sale en hilo dental mostrando el glúteo mayor, el medio y el músculo piriforme, es celebrado.  Pero, si es una "drag queen" quien muestra exactamente lo mismo, ahí consideran que no debe permitirse, porque les incomoda.

 

Y exactamente igual que ocurre con la forma de vestirse o pintarse, ocurre con temas legalmente más relevantes.  La discusión que más controversia provoca, es el derecho al matrimonio igualitario.  Los argumentos son completamente absurdos y siempre van matizados por mentiras.  Un ejemplo es el clásico:  "yo no tengo problema que tengan los mismos derechos, pero que se llame unión civil y no matrimonio".  Eso, pudiera ponerse sobre la mesa si la intención fuera que gozaran realmente de todos los derechos de cualquier pareja heterosexual.  Sin embargo, cuando a esos palurdos y palurdas (para ser inclusivo), se les pregunta si esos derechos iguales incluyen adoptar niños bajo los mismos criterios que se exigen para los heterosexuales, inmediatamente dicen que eso no es aceptable.  ¿Por qué?, porque aunque no lo acepten abiertamente, consideran que una pareja homosexual no tiene la estatura moral para educar niños.  Esto, es una estupidez.  Personalmente, conozco parejas homosexuales a quienes preferiría mil veces encargarle la crianza de mis hijos, que a algunos cafres que duermen con personas del sexo opuesto.

 

Y si entramos en el tema trans, la discusión se pone más agria.  Hay temas complejos que acepto deben discutirse.  Como médico, entiendo las dudas que genera la decisión de dar terapias hormonales en adolescentes, a pesar de que biológicamente sea el momento lógico para comenzarlas.  Pero, enfocar toda la discusión sobre los derechos de la población LGTBI en el hecho de que una mujer trans pueda competir contra mujeres en deportes competitivos, es una forma de enredar la discusión.  Esos casos representan un mínimo porcentaje de una discusión mucho más amplia y que tiene aristas mucho más relevantes.  

 

Pero donde todo esto hace crisis, es en las redes sociales, donde muchos se escudan en un cobarde anonimato para insultar a personas que merecen el mismo respeto que cualquier otro.  Para ellos, palabras como maricones, cuecos, cuecas o tortilleras les permite regodearse en su falta de la más elemental educación.

 

Como todos los años, el mes del Pride nos ofrece una oportunidad para celebrar la diversidad de los seres humanos.  Todos debemos gozar de los mismos derechos y, si dos adultos quieren legalizar su unión, a ninguno más tiene que importarnos.  Finalmente, nadie está obligando a nadie a casarse con quien no quiera.

 

Tarde o temprano tendremos como sociedad que sentarnos a discutir estos temas con seriedad y dejando a un lado los prejuicios atávicos que no nos permiten avanzar socialmente como países desarrollados.  Mientras, si logramos espantar "los odios de junio", ya sería ganancia...
 

Dr. Daniel R. Pichel P.

Acerca del Dr. Daniel R. Pichel P.

Cardiólogo Clínico y Ecardiografista en Cardiólogos Asociados de Panamá y Hospital Paitilla. Profesor de cardiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Panamá. Director Fundador del Museo de la Libertad y los Derechos Humanos de Panamá. Es miembro del Movimiento Ciencia en Panamá y del Club Rotario Pacífico. Panelista invitado en programas de opinión de radio y televisión. Desde 1997 es columnista regular de la sección de Opinión del Diario La Prensa.

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